Salmo 126:1 Cuando el Señor hiciere volver la cautividad...

No se muere cuando se deja de respirar, se muere cuando se deja de soñar… Cinco minutos bastan para soñar toda una vida. Así de relativo es el tiempo. Hay una frase especial que hace un llamado a la lucha justificada por los sueños: “Se realista, exige lo imposible”. Jamás hay que dejar de soñar, pero no sólo se trata de soñar, sino de empezar a trabajar por aquello que queremos. Y surge una pregunta: ¿qué impide a las personas el soñar? Los que nos impide soñar es la “cautividad”, ser presos de algo, estar atados, no ser libres… el sentirse por ejemplo acomplejados, es una atadura a causa de la maldad del enemigo que nos impide soñar; el sentirse sin valor y constantemente vivir comparándonos con los demás y reprobándonos; o ser presos del “qué dirán”… La gente que no sueña, la gente que es negativa, la gente que satanás ha hecho mella en ellos y ha hecho estragos en su mente y que no ve futuro, que esta con una decepción terrible, es la gente que se entrega a los vicios; por eso es que buscan otras “alternativas”… no tienen sueños. Los sueños son importantes para la vida. Si tú no tienes sueños, estás muerto. Los muertos no sueñan. En la Biblia dice en el Salmo 126 que cuando el Señor “suelta” o rompe las amarras… seremos como los que sueñan. Y la pregunta es: ¿cómo son “los que sueñan”?, y la respuesta está ahí mismo, en el Salmo 126:1 “Cuando el Señor hiciere volver la cautividad de Sion (su pueblo), entonces seremos como los que sueñan, entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán las Naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con estos” Los sueños son como el motor de nuestro espíritu, la gasolina que tu ser interior necesita. Cuáles son tus sueños, tus anhelos, tus aspiraciones…piénsalo y lucha por tus sueños. No dejes que tus ataduras asesinen tus sueños. Dios y solo Dios es quien nos puede libertar de la cautividad y ser como los que sueñan…