#cuentos - JULIO CORTÁZAR - CUENTOS (SILVIA - LEJANA - OMNIBUS - MANUSCRITO - UNA FLOR AMARILLA)

UBICACIÓN DE LOS CUENTOS EN EL VIDEO 00:00:00 SILVIA – DEL LIBRO ÚLTIMO ROUND 00:27:08 MANUSCRITO HALLADO EN UN BOLSILLO – DEL LIBRO OCTAEDRO 00:57:18 LEJANA – DEL LIBRO BESTIARIO 01:18:08 UNA FLOR AMARILLA - DEL LIBRO FINAL DEL JUEGO 01:34:38 OMNIBUS – DEL LIBRO BESTIARIO MÚSICA: SILVIA MÚSICA ALMOST IN F TRANQUILLITY KEVIN MACLEOD BIBLIOTECA DE AUDIO DE YOUTUBE SILVIA: TEXTO TOMADO DE: Los relatos de Cortázar están plagados de misterios, lo que posibilita mil interpretaciones. Buen ejemplo de esto es Silvia. En este relato, Cortázar retoma el tema del fantasma, tan común en la literatura fantástica, para crear a un personaje que solo los niños ven. Pero también un adulto, el narrador, que ha conservado algo de la visión propia de la primera infancia, cuando realidad y sueños son una misma cosa. Los demás adultos no ven a Silvia, no creen en ella, y consideran su existencia algo desdeñable y lerdo, simple como simple creen el mundo de los niños. Si Cortázar no explica es porque quiere que el lector participe, lee el cuento a su manera, no a una única manera cortazariana -la impuesta por el autor-: así, habrá quien vea en este relato una simple puesta en escena realista sin más y quien vea una puerta abierta a la otra realidad. Si elegimos esta vía, llegaremos a preguntarnos quién es Silvia, si en verdad los niños y el adulto narrador la ven. Pero eso no importa: la duda es la que enriquece, la que ayuda a aumentar nuestra percepción, las que nos sacude de lo cotidiano pegajoso e insensibilizador. No se trata aquí de imaginar a un fantasma, ni de creer en él, porque lo importante es darnos cuenta de si hemos cerrado nuestra imaginación a la posibilidad de lo distinto y lo cambiante, lo que posee la inefable cualidad de modificarse y modificar nuestra percepción. Silvia no existe, quizá, pero lo decisivo es creer que puede existir. MANUSCRITO HALLADO EN UN BOLSILLO: TEXTO TOMADO DE Publicado en 1974, Octaedro reúne, como su propio título indica, ocho historias disímiles que, sin embargo, podrían ser partes integrantes de una totalidad, las caras de una misma figura. Cuando parecía que Julio Cortázar lo tenía difícil, después de una serie de libros y cuentos magistrales, fue capaz de deslumbrar de nuevo a sus lectores con unos relatos no ya de altísima calidad, sino renovadores de un género que se juzgaba ya casi sin vías posibles de cambio y ampliación. Ocho cuentos en los que, fijando sus obsesiones personales y las que surgen del tiempo que le tocó vivir, se muestra una multiplicidad evidente de temas, estructuras y modos de lenguaje. El lector se va a encontrar, a la vez, con aburridos matrimonios y con amores ardientes; con viajes e itinerarios tan usuales y cotidianos como con otros que son claramente violentos e impetuosos; desde misterios y enigmas literarios y existenciales hasta momentos tan mundanos y conmovedores como son la pena y el llanto ante el dolor y la soledad. Son las caras diferentes de un poliedro dibujado con un lenguaje que se ciñe a la naturaleza propia de cada relato, y donde es capaz de encontrar esa difícil unidad que nace de lo diverso. Esta capacidad es la que concede excepcionalidad a este volumen de relatos imprescindibles.
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