DOS DE MIS PASIONES

En el ajedrez se produce con frecuencia una situación que puede servir para comprender mejor nuestra propia vida espiritual. Esa situación consiste en tener recursos poderosos (reina, torres, caballos...) que, al mismo tiempo, están inutilizados por bloqueos de diverso tipo: porque no tienen espacio de maniobra, o porque el adversario controla mejor los lugares clave del tablero. En esa situación, los recursos (fichas), que están ahí, permanecen en situación de espera mientras no se abra espacio (al mover otras fichas) para que puedan desarrollar todo su poder ofensivo y defensivo. Algo así ocurre en la vida espiritual. Tenemos un bautismo, gozamos de una inteligencia normal, la voluntad tiene buenas habilidades, cerca de nosotros hay libros y consejeros buenos. A pesar de todos esos “recursos”, por perezas, por malos hábitos, por prisas, por errores del pasado no bien solucionados, el alma vive una extraña parálisis, casi como si no fuera cap
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