El fin de la era de la locura nuclear — Reunión #70 de la Coalición Internacional por la Paz (CIP)
Viernes, 4 de octubre
Hora: 11:00 am (H/Este de Estados Unidos)
5:00 pm (H/central europea)
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Ponentes, el coronel (retirado) Richard Black; Jonathan Kuttab, cofundador de Non-violence International; el Imán Elahi; y otros.
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--Con interpretación simultánea al español--
Amigos de la Coalición Internacional por la Paz:
El mundo se encuentra ahora al borde de una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia que se detonaría no sólo en el teatro de Ucrania, sino también en el sudoeste de Asia.
El miércoles 2 de octubre se reunió el gabinete israelí para analizar que represalias tomarán contra los ataques con misiles de Irán del 1º de octubre. Más tarde ese mismo día, la oficina del Primer ministro Benjamin Netanyahu anunció que hablaría a última hora del miércoles con el Presidente Joe Biden, para coordinar las próximas medidas a tomar. Antes, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, había advertido que habría “graves consecuencias” para Irán y que Estados Unidos “trabajará con Israel”. El comentarista del Financial Times de Londres, jefe de redacción de asuntos internacionales, Gideon Rachman, escribió con satisfacción: “Eso suena siniestramente como una amenaza de acción militar conjunta estadounidense-israelí contra Irán”, posiblemente contra el programa nuclear de Teherán.
Con satisfacción, porque el plan del “Gran Juego” de Londres durante años ha sido utilizar a Israel como peón para arrastrar a Estados Unidos a una guerra total contra Irán, que entonces haría arder en llamas todo el Sudoeste de Asia. El peligro resultante de una escalada hacia un conflicto termonuclear a gran escala entre las superpotencias no debería necesitar explicación: Israel es una potencia nuclear e Irán, que se unió al BRICS en 2024, también está a punto de firmar un “Acuerdo Integral de Asociación Estratégica” con Rusia, aprobado personalmente por el Presidente Vladimir Putin a mediados de septiembre de este año.
La oligarquía británica no es sutil en sus “pronósticos” sobre lo que esperan que ocurra a continuación en el Sudoeste de Asia. El 30 de septiembre la revista británica The Economist informó: “Luego de la decapitación de Hezbolá, Irán se podría apresurar hacia una bomba nuclear... Estados Unidos e Israel llevan mucho tiempo prometiendo que no se permitirá a Irán construir una bomba. Israel, en particular, parece disponer de información detallada sobre el avance del programa nuclear iraní. Si detectara señales de que Irán está cruzando un umbral, bien podría atacar las instalaciones nucleares iraníes”.
El 1º de octubre The Economist continuó: “El ataque iraní en curso... da a Israel la justificación para hacer frente a la amenaza nuclear de Irán”.
Y la anglófila organización estadounidense Heritage Foundation publicó el 1º de octubre un informe titulado “Irán se acerca a un estallido de armas nucleares: ¿Qué significa esto para Estados Unidos?”, en el que se alega que “Estados Unidos debe equipar y capacitar a sus socios y aliados regionales para enfrentarse a Irán... y, si es necesario, desarrollar y mantener las capacidades necesarias para destruir las capacidades nucleares de Irán”.
¿Adónde llevan estos escenarios? A la guerra nuclear.
Un segmento significativo del Washington oficial es muy consciente del hecho de que la trayectoria política actual para el Sudoeste de Asia (por no hablar de Ucrania) se volverá rápidamente nuclear, si se continúa. El Nonproliferation Policy Education Center (Centro Educativo sobre Política de No Proliferación Nuclear) informó sobre los juegos de guerra sobre un supuesto conflicto entre Irán e Israel, que se realizaron a finales del 2023 (con 35 participantes entre personal republicano y demócrata del Congreso; funcionarios y analistas del poder ejecutivo estadounidense; destacados académicos; expertos en seguridad nacional y de grupos de peritos sobre Oriente Medio; y personal militar estadounidense) que constataron que todos los escenarios “se volvían rápidamente nucleares”.
Y, sin embargo, mantienen el rumbo. De hecho, la primera pregunta formulada en el debate entre los candidatos a vicepresidente de Estados Unidos del 1º de octubre estaba diseñada para alinear a ambos candidatos tras la política de Londres de orquestar un ataque conjunto estadounidense-israelí contra el programa nuclear iraní. Ni J.D. Vance (compañero de fórmula de Donald Trump), ni Tim Walz (compañero de fórmula de Kamala Harris) cuestionaron esta política.
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